Solar Talk
La instalación de energía solar es la fuente más limpia y ecológica de energía renovable que genera electricidad disponible. Puede ayudar a alimentar su hogar, negocio o edificio. Cuando instala sistemas de energía solar, no solo reducirá sus emisiones de carbono y los costos de su factura de electricidad, sino que también se unirá a la revolución de energía limpia en Chile.
La disponibilidad y el aumento de la instalación de sistemas de techos residenciales muestra exactamente cuán versátil y viable es la energía solar como fuente de energía para nuestras necesidades de electricidad. Esto es particularmente así en un país bañado por el sol como Chile.
La energía solar está formando la pieza central del futuro de generación de electricidad limpia, renovable y distribuida de Chile. Y jugará un papel importante en la revolución del hogar inteligente.
La tecnología y los paneles son cada vez más pequeños, económicos, eficientes y de mejor aspecto que nunca. También existen diferentes tipos de financiamientos e incentivos de energía solar disponibles en Chile. Estos son clave para reducir sustancialmente el desembolso de inversión de instalación inicial para generar electricidad desde la azotea de su hogar o negocio.
Los dos tipos principales de sistemas de energía solar son las instalaciones conectadas a la red (On Grid) y fuera de la red (Off Grid). Sin embargo, en los últimos años también se han consolidado en el mercado las soluciones Híbridas, las cuales poseen conexión a la red y, al mismo tiempo, un banco de baterías para almacenar energía.
Con un sistema de conexión a la red comercial o residencial, su casa o propiedad aún está conectada a la fuente de alimentación principal, por lo que no se requiere almacenamiento de batería. Una instalación conectada a la red garantiza que tenga la electricidad que necesita, cuando la necesite, automáticamente y sin importar las condiciones.
Un sistema de energía solar fuera de la red se instala completamente separado de la red eléctrica y utiliza un banco de baterías de ciclo profundo para almacenar la electricidad generada por los paneles solares . Las instalaciones fuera de la red son más comunes en las áreas al interior de Chile, donde la red principal simplemente no está disponible o es más beneficioso generar energía eléctrica de forma autónoma.
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América Latina tiene un nuevo líder en energías renovables: energía solar en Chile. Nuestro país se ha posicionado a la cabeza de la lista de inversiones extranjeras en proyectos latinoamericanos de energías renovables.
Durante los últimos cinco años, esta posición fue asumida por Brasil o México. A pesar de los tiempos políticos y sociales difíciles, incluida la pandemia de COVID-19 y las consecuencias de la agitación política en 2019, Chile sigue adelante con su transición energética. Detrás de este proceso se encuentra su minuciosa Política Energética Nacional que busca descarbonizar el país a mediados de este siglo.
Según la Agencia Internacional de Energía, la energía solar Chile es ahora un destino de clase mundial para los desarrolladores de energía solar y eólica, ya que apunta a generar hasta el 70 por ciento de su electricidad a través de fuentes de energía renovable para el año 2030.
Como la mayoría de los países latinoamericanos, Chile ya tiene participación significativa de la generación hidroeléctrica, que representó casi el 45% de la generación de electricidad en el año 2020. Además, tiene como objetivo producir el 25% restante de su meta renovable predominantemente a través de la energía solar y energía eólica.
Las condiciones para ambas fuentes de energía son favorables: Chile tiene uno de los mejores sitios de radiación solar del mundo en el desierto de Atacama en el norte del país y se dice que tiene un potencial de energía solar total de 1800 GW. Por su parte con la energía eólica, se estima que las condiciones del viento, aunque no tan estelares, tienen un potencial de 37 GW, particularmente en la región de Magallanes en el sur.
Por primera vez, las inversiones extranjeras directas en el sector de energía renovables (en donde está la energía fotovoltaica) de Chile en 2020 representaron el 41,6 por ciento , casi la mitad de todas las inversiones extranjeras directas en el país. Según FDI Markets. Las inversiones en la transición energética de Chile respaldan el pronóstico de Goldman Sachs de que la energía solar y eólica se convertirán en las áreas más importantes para las inversiones energéticas en todo el mundo.
Esta es una buena noticia: como se describe en el informe Global Landscape of Renewable Energy Finance 2020, el Acuerdo Climático de París sólo se cumplirá si las inversiones globales en energías renovables se triplican para 2050.
Detrás del impresionante desarrollo de inversiones se encuentra la Política Nacional de Energía 2050 del país , que se adoptó en 2015. Quizás su disposición más importante es la eliminación gradual del carbón para el año 2040. La generación de energía a base de carbón representó alrededor del 35% de la matriz eléctrica de Chile en 2020; un enorme componente queda así libre para ser llenado por otras fuentes de electricidad. Los políticos energéticos de Chile parecen decididos a que esto sea sustituido por energía eólica y solar.
El marco político para esta reorientación está bien pensado: en primer lugar, establece un sistema de subastas tecnológicamente neutral en el que las energías renovables compiten con la generación de energía convencional.
Según las últimas cifras disponibles, los menores costos de producción de las energías renovables redujeron los precios de 100 USD por MWh a 30 USD por MWh en 2017 (las subastas no se realizaron el año pasado debido a la asombrosa demanda de electricidad durante la pandemia de Covid-19).
En segundo lugar, las dos redes eléctricas del país se interconectaron en 2017, lo que permitió comercializar una parte cada vez mayor de las energías renovables de manera más eficiente entre los centros de producción y demanda.
En tercer lugar, Chile ha establecido un ambicioso objetivo de hidrógeno verde de 25 GW para 2030, lo que respalda aún más la necesidad de almacenar electricidad intermitente. Las tres disposiciones promovieron masivamente la transición energética lejos de los combustibles fósiles.
Sin embargo, como en muchos otros países, las plantas de energía solar y energía eólica en Chile, un país de 4.300 kilómetros de largo y con un ancho promedio de 173 kilómetros, están ubicadas lejos del centro industrial y metropolitano de nuestra capital Santiago.
El principal desafío para la futura transición energética en Chile es, por lo tanto, transmitir y almacenar toda esta electricidad generada de forma renovable. La interconexión de las redes del país y las provisiones de hidrógeno marcan un punto de partida.
Además, la política energética de Chile aún no está relacionada en gran medida con sus desafíos climáticos y ambientales. Su política energética está impulsada predominantemente por su interés estratégico de poner fin a su vulnerabilidad a la fluctuación de los precios mundiales de las materias primas, ya que Chile es pobre en recursos de combustibles fósiles y es un importador neto de petróleo, gas y carbón. Como resultado, el país aspira a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en apenas un 30 % para 2030 en comparación con 2007. Estos objetivos podrían ser más ambiciosos dadas sus metas energéticas progresivas.
Chile presenta un caso esperanzador de cómo una transición energética puede despegar y atraer inversiones de todo el mundo. Las ambiciones son altas, pero los desafíos son considerables, lo que significa que el país necesita un impulso político para asegurar la entrada constante de inversiones. Solo entonces el país podrá encontrar su carbón eliminando simultáneamente el carbón mientras desarrolla energías renovables.
En EMAT nos sentimos orgullosos de participar activamente en la energía solar de Chile. Por eso llevamos los mejores paneles solares, inversores, baterías solares, estructuras y mucho más a todo el país.
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